sábado, 10 de diciembre de 2011

Capítulo cinco:


El tiempo avanza sin pausa.
Y quiero que se detenga.
Deseo que se detenga.
Pero no, mis deseos no se cumplen.
Tengo un mal presentimiento.
Estamos en el Starbucks de anoche, desayunando.
Yo me he pedido un café con leche, y él otro igual.
Nos estamos mirando a los ojos, y yo le sonrío.
Estoy tan enamorada.
Él parpadea, y yo vuelvo a sonreír.
No nos apartamos los ojos el uno del otro.
Y me gusta.
Me gusta muchísimo.
Sorbo un poco de café.
Él me mira, está en silencio.
Enseguida él también sorbe de su café.
Sonreímos.
Pero éste precioso momento se interrumpe con una canción que proviene de mi teléfono.

Antes de ti, no, yo no creía en Romeos, Julietas muriendo de amor.
Esos dramas no me robaban la calma.
Pero la historia cambió,
Pero ésta historia me cambió.

Dicen que se sabe si un amor es verdadero
Cuando duele tanto como dientes en el alma.
Dicen que lo nuestro es tan solo pasajero
Pero ¿Qué sabe la gente lo que siento cuando callan?

¡Es Mario!
¡Me está llamando!
En seguida pulso la tecla verde de mi teléfono y respondo.
-Dime.
Al otro lado, se escucha la voz de Mario, cansada.
-Lorena.
-Hola, Mario. ¡Felicidades!
-Veo que recuerdas que hoy es mi cumpleaños.
-Sí, lo recuerdo.
-Bueno, pues llamaba para invitaros a Javier y a ti a mi fiesta de cumpleaños. Es ésta noche, en mi casa de campo… En Toledo.
-¿A qué hora?
-A las doce empieza la fiesta. Llevaré mi cachimba,… ¿Tú fumas marihuana?
-¡No!
-Sigues siendo la misma niña sana.
-Tú ya no lo eres, por lo que veo.
Silencio a ambos lados de la línea.
-Bueno, a las doce en punto nos vemos en la casa de Toledo.
-Vale, a esa hora nos vemos.
-Hasta luego, Lorena. Te quiero.
-Hasta luego, Mario. Te quiero.
Él es el primero en colgar.

-¿Quién era?- Me pregunta Javier.
Yo le cuento todo lo que ha sucedido mientras hablábamos, y que nos ha invitado a su casa de campo.
Pero, evito detalles como el hecho de que, algo que llevaba dos meses durmiendo, ha vuelto a despertarse.
Y no quiero que eso pase, pero está ocurriendo.

Y por mucho que me esfuerce, pasará mucho tiempo hasta que eso vuelva a calmarse. 

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