sábado, 10 de diciembre de 2011

Capítulo seis:

Y aquí estoy yo.
Con él.
Con ese chico que me ama.
Con ese chico que me apoya.
Con ese chico que me hace tan feliz que parece que, simplemente, a su lado, pueda tocar el cielo con la palma entera de la mano, y no con la yema de los dedos.
Le beso en los labios, y cierro la puerta cuando él sale del cuarto de baño.
Hoy, sin duda, ha sido el mejor día de mi vida.
He estado todo el día junto a Javier.
Hemos comido en mi casa, y después, nos hemos ido de compras por Madrid.
Para la fiesta, él se ha comprado una camiseta blanca, unos vaqueros negros, y unas Converse azul marinas.
Yo me he decidido por un vestido corto, blanco. De volantes, y sin tirantes.
Es precioso.
Y en cuánto al pelo, me lo he soltado.
Unos zapatos de tacón blancos.
Y ya estoy lista.
-Cari, ¿Nos vamos ya?- Pregunto en cuanto guardo el pintalabios en el neceser.
-Vale.
Salgo del cuarto de baño y miro a Javier.
Está precioso.
Y salimos de mi edificio, y cogemos el coche de Javier.
Y en unos veinte minutos estamos en la casa de Mario, en Toledo.

Yo miro a Javier a los ojos, y sonrío.
Le beso en los labios, y presiono el timbre de la casa.
La casa es enorme, parece sacada de una película de terror.
Con grandes ventanales, apartada de todo…
Tiene dos plantas.
En seguida, sale a la puerta Mario, y nos invita a pasar.
Probablemente, si supiésemos cómo acabará la noche, no la aceptaríamos.
Pero claro, nadie en éste planeta es capaz de predecir una muerte.

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