miércoles, 7 de diciembre de 2011

Capítulo tres:

-Joder, joder, joder…- Es lo único que dice Javier una y otra vez.
Se viste en mi habitación, y se pone a llorar de repente.
Yo lo miro asombrada.
-¿Qué te pasa?- Le pregunto.
-Que se me ha escapado, que me he corrido, y que no llevábamos preservativo. ¡Joder!
-Eso ya lo sé, pero, ¿De qué tienes miedo, Javier?
-¿Que de qué tengo miedo? ¡¿Qué de qué tengo miedo?! No sé tú, pero yo de ser padre tan joven.
-Javier, joder, no me asustes.
-No, si no te asusto. Solo te acabo de joder la adolescencia. ¿Qué adolescencia? ¡Te acabo de joder la vida!
-Ah, y me la acabas de joder tú, ¿No? ¡Hablas como si yo no supiese lo que hago, y tú fueses el responsable! Joder, que si estoy embarazada, mi madre me mata. ¡No puedo tener un niño, pero tampoco voy a abortar!
De pronto, entra mi hermano en mi cuarto.
-¿Queréis dejar de armar escándalo? ¡Estoy estudiando! Ah, y no es ningún problema lo que os acaba de pasar. No sé si os dais cuenta de que, acaban de inventar una pastilla; la del día después.- Ironiza mi hermano.
Y es verdad, hemos hecho de un granito de arena una montaña.
Javier y yo nos miramos, y mi hermano sale de mi habitación.
Los dos sonreímos, y nos abrazamos.
Nos besamos de nuevo, ahora más tranquilos que nunca.
Y juntos, nos acostamos en la cama.
Lo último que pienso es que, mañana será un buen día. Que interrumpiré el embarazo –Si es que lo hay.-, y que, estaré feliz, al lado del chico al que amo.
Apago la luz, y nos dormimos juntos.
Ahora más tranquilos, ahora más felices, y ahora más juntos de lo que lo vamos a estar en mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario